viernes, 13 de diciembre de 2013

La Pesca en Carboneras. Crónica de una derrota anunciada

Dice un gran amigo mío que jamás hay que olvidarse de dónde venimos a pesar de haber caminado muchos pasos del camino en otro lugar. Hoy quiero dedicar esta entrada a mi pueblo, Carboneras, y a todos sus pescadores sin dejar de llamar la atención a todos los que formamos parte de ella. Para ello  vamos a centrar nuestras palabras en tres años diferentes pero que explican muy bien las deficiencias de un sector que necesita, de manera urgente, alternativas reales que respondan a las necesidades del mismo.

Para empezar a tratar dichos aspectos pongámonos en situación.

INICIO DEL PARTIDO

Estamos en el año 2007 y la lonja de Carboneras ve caer de forma significativa las especies objetivo de sus barcos palangreros. La venta del pez espada, el atún rojo o el bonito caen en nuestra lonja hasta un 90% respecto al año anterior.  Podemos observar, por ejemplo, como en el año 2006 el tonelaje vendido en la primera venta de pez espada fue de 95,55 toneladas mientras que en el año 2007, esta cantidad,  apenas alcanza las 6 toneladas.  Sin embargo, la producción en la lonja sube debido al incremento de las capturas de caballa del sur o melva. La producción crece en un 68,5% en peso pero su valor comercial cae un 49.9%. Pero ¿Qué pasó para perder casi todo el valor comercial de NUESTRO pescado a pesar de capturar más?

La flota más importante de palangre de superficie en Andalucía es la del puerto de Carboneras. En el 2007 nuestra flota firmó un contrato de suministro con una empresa localizada en Murcia, deteriorando la riqueza que genera la venta local en las comunidades de pescadores. La consecuencia directa de este acuerdo fue la reducción de un 94% de la facturación del tonelaje, siendo el precio medio del pescado 0.85 euros el kilo.  El número de compradores en la lonja de Carboneras disminuyó en un 40% (teníamos 22 en dicho año), el número de barcos que desembarcaban y vendían en lonja ya no era de 52 buques sino de 27 y nuestro pueblo pasó a ser el penúltimo puerto de Andalucía en cuanto a facturación se refiere.  

LA REMONTADA

Pero no seamos tan pesimistas contando la historia de un pueblo, con tanto encanto, como Carboneras. El tiempo pasa y da segundas oportunidades y, por suerte, llegó 2011. Carboneras ya no representa ese pueblo del 2007 hundido sino que ha curado la grietas de su casco y se muestra a Andalucía como el puerto que mayor progreso ha tenido desde el año 2005, incrementando su facturación en un 300%. Además, Carboneras es capaz de incrementar el valor de su pescado en un 12,8% respecto al año 2010, pescando un 16,4% menos y dando trabajo al 20% de los carboneros. Pero ¿Qué sucedió?

En términos coloquiales podemos decir que habíamos recuperado lo que otros se llevaron a Murcia, que todo aquel que apostó por Carboneras, según las estadísticas, ganó. El número de compradores ascendió a 51 (Roquetas de Mar 31) y fuimos capaces de ganarle a Roquetas de Mar mucho terreno perdido, vendiendo mejor que ellos nuestro pescado. Era el momento de crear un Plan Estratégico, una etiqueta con nuestro nombre y que representará el valor de nuestro pescado, era ese año exacto donde hay que plantear que hemos hecho bien para mejorar la gestión de nuestras capturas. Pero nadie se planteó esto.

VUELTA A LA REALIDAD

Y bueno ya sabemos lo que pasa con las oportunidades si no se aprovechan. Volvió el año 2012 y estimulados por la euforia del año anterior decidimos incrementar nuestras capturas en un 41,9%.  Claro que no iba a pasar lo mismo en el aspecto económico. La sobreoferta del año 2007 volvió a la lonja de Carboneras y el valor comercial de nuestro pescado descendió un 34,9%. Pescamos más y vendemos peor. Nuestros vecinos de Roquetas también pescaron más pero ellos vendieron mucho mejor su pescado. Carboneras pasó de tener más de la mitad de la venta en origen del pez espada (dentro de la provincia de Almería) a ser una simple espectadora pues Roquetas, que reactiva su lonja en junio del 2011 con nuevas alternativas comerciales, concentra en el año 2012  el 60,4% de la venta de esta especie.

Yo no quiero ser negativo y en este sector, donde se ha hecho tan poco, aún queda mucho por hacer. Pero claro los pescadores entienden mucho sobre la pesca, más que cualquier biólogo, pero no tienen la formación económica ni empresarial suficiente, los biólogos jamás contaron con la experiencia de los verdaderos protagonistas del mar (los pescadores), a los economistas pocas veces nos hablan de pesca en la Universidad y los políticos prometen sobre todo pero dudo que alguno tenga interés en resolver los problemas de los pescadores. Estoy seguro de que el individualismo no va a ganar esta guerra y que al final los grandes acuerdos locales serán el motor del sector pesquero de Carboneras.


Todos los datos e información de esta entrada la pueden ver y contrastar en las estadísticas de la Junta de Andalucía. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

La crisis energética de la flota pesquera

 Cuando empecé esta aventura sobre el sector pesquero y la sostenibilidad (económica, social y ambiental) de su actividad tenía la sospecha de que la excesiva mecanización de nuestra flota pesquera nos había costado un ojo de la cara (y casi parte del otro también). Hoy no solo conocemos esto con total certeza sino que también podemos decir con total seguridad que estamos destinados al endeudamiento constante del sector si algo (de dimensiones gigantes para dicho sector) no cambia.

Cuando alguien compra una máquina (no solo tiene que pagarla que también) está obligado a mantenerla por el bien de su hogar y de sus trabajadores. No sé con certeza cuál es el corazón de la pesca pero su sangre, sin duda, es el petróleo. Poner en marcha nuestra embarcación requiere de sus derivados pero el precio de dichos derivados no ha parado de crecer en todo este tiempo. Pongamos un ejemplo para que se me entienda. En la década de los 90 el precio del barril de petróleo era de 20$/barril (algo muy asumible). En el año 2008 este precio creció y creció hasta alcanzar el precio de 146$/barril, es decir, el coste de nuestra actividad se disparo de forma más que significativa y el beneficio del pescado que tanto costaba pescar disminuyo de forma más que significativa. Para ser exactos  en el año 2004 la flota pesquera dedicaba el  14,58% de sus ingresos a cubrir en gasto de combustible y lubricantes. Solo siete años después este porcentaje se ha disparado (de forma más que significativa) hasta alcanzar el 22,65% de los ingresos de nuestra flota pesquera.

Las preguntas que yo me hago son las siguientes: Si con una embarcación necesitas de media unos 620 litros de combustible para capturar una tonelada de pescado y el petróleo cada vez es más escaso ¿Qué pasará con un sector que vende a precios de tiempos de antaño? ¿A qué aspira una flota cuyo país no para de reducir la inversión en investigación? ¿Qué estrategia deben de seguir nuestros armadores para basar su viabilidad en el máximo beneficio y no el máximo número de capturas? ¿Alguien quiere cambiar la situación de este sector?


Nos vemos en la próxima entrada. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Aún queda aire suficiente para atar cabos

La sensación, triste, que uno tiene sobre la política que gestiona el sector pesquero es simple: Una política ineficiente incapaz de gobernar las necesidades que la pesca reclama.

Los modelos de gestión del sector pesquero, a consecuencias de leyes inútiles, han ido a conseguir el máximo de capturas sin acercarse a su máximo beneficio. Alguien puede pensar que el culpable de todo esto es aquel que pesca, es decir, el pescador. Pero esto queda muy lejos de la realidad.

Sin quitar parte de culpa a quién la tiene no podemos “cargar la culpa” a quien jamás se tuvo en cuenta a la hora de elaborar la Política Pesquera que gestiona el sector (Y ASÍ NOS HA IDO). Rechazar la opinión de los protagonistas verdaderos del mar es como querer gestionar un país sin tener en cuenta a sus ciudadanos (ASÍ NOS VA).

El modelo de gestión que mantiene el sector pesquero ha ido encaminado a destruir nuestros recursos pesqueros, beneficiando a aquellos buques que más daño hacen sobre el fondo y perjudicando a aquellos que apuestan por una pesca sostenible y responsable. La pesca tradicional se ha deteriorado hasta el punto de encontrar su única “salvación” en el desguace.

Esta Política, digna de un museo y no de una Comunidad que mira hacia su progreso, parece que no va a cambiar pero si alguna esperanza hay, en el sector artesanal y tradicional de la pesca, son las cofradías.  Es hora de desarrollar un Plan Estratégico basado en seis puntos que, en mi opinión, marcan el camino de la sostenibilidad económica, social y ambiental de la pesca:
  •         Emprender nuevas estrategias comerciales que estimulen el consumo responsable de pescado y den flexibilidad a la distribución de las capturas.
  •          Crear Áreas Marinas cogestionadas por pescadores, donde sus decisiones formen parte de la política activa del sector.
  •        Desarrollar un modelo de gestión que no solo centre su esfuerzo en los ingresos de las capturas. El turismo marinero está demostrando ser un activo atractivo y rentable en aquellas cofradías que lo han puesto en marcha.
  •          La cultura marinera, año tras año, pierde importancia. Recuperar esta cultura milenaria es el principio para sensibilizar a una sociedad que apenas sabe nada de la pesca.
  •       Establecer sinergias con mayoristas y minoristas donde los beneficios se distribuyan de manera equitativa entre pescadores, recursos marinos y consumidores de pescado.
  •           Crear una  Ley basada en “criterios de sostenibilidad” donde se premie el uso de artes selectivos y se penalice la destrucción de la biodiversidad marina. Hasta ahora se penaliza a los primeros y se premia a los segundos (ASÍ NOS VA).
Quizás me equivoque pero en estos seis puntos hay años de lucha, trabajo y esperanza para un sector, que a pesar de estar herido, no está hundido. Dejar ver que el corazón del sector sigue latiendo es la única forma de demostrar que los pescadores no se han quedado de piedra. Aún queda aire suficiente para atar cabos.

                                      



lunes, 11 de noviembre de 2013

Ni un pez por la borda

Información extraída de www.niunpezporlaborda.org

Los pescadores se ven obligados a arrojar por la borda, en ocasiones, hasta más de la mitad del pescado que capturan. Este pescado es susceptible de ser consumido y se derrocha por causa de las absurdas leyes de cuotas que impone la Unión Europea. 

Las razones de descartar pescado son varias, pero, entre éstas, está la normativa de la UE que señala cuántas piezas de cada especie se pueden capturar. Cuando esta cuota se agota, los pescadores deben deshacerse de las capturas en la mar. 

En otras ocasiones, los descartes se deben a que los animales capturados no han alcanzado la talla de madurez mínima que la normativa exige. También puede ser porque se emplean métodos de pesca no selectivos, así pues las especies no objetivo o no comerciales capturadas se devuelven al mar, muertas o con muy pocas posibilidades de sobrevivir. 


domingo, 3 de noviembre de 2013

Está todo por hacer (también en el sector pesquero)



Tener un blog muchas veces pone de manifiesto la indignación de uno mismo. Después de cuatro años de carrera y conociendo las dificultades que supone montar una empresa (vean la Red Social) y las barreras internas y externas que atraviesan jóvenes que empiezan en un garaje (vean Jobs) dudo mucho que de mis deficiencias, de las de todos, siempre tengan la culpa otros.

Se preguntarán que tiene que ver esto con la pesca y aunque no lo crean tiene que ver mucho. A la pesca se le ha olvidado ser joven, se le ha olvidado que todo está por hacer, como diría el gran Pau García-Milà. Algunos miembros del sector han perdido un tiempo maravilloso en repartir culpas entre conocidos y extraños sin aceptar, en alguna ocasión,  que ellos también son culpables. Estoy cansado, creo que no soy el único, de escuchar frases como “No me dejan pescar”, “Que mal está la cosa” e incluso “Yo hago todo lo posible”.  Mentira. Hacer lo posible no es suficiente. Ahora habrá alguno que dirá “no te has embarcado en la vida” y lleva razón pero supongo que me bastan los ejemplos del que y no hay que hacer de todo una historia empresarial que, a pesar de mil pesares, hemos sufrido también los que no nos hemos embarcado.

Que no hay que hacer:


  1. Llorar tanto, llorar no sirve de nada.
  2. Hacer trampas al solitario.
  3. Hacer siempre lo mismo, el mundo y la pesca cambian.
  4. Vender las penas de unos de los oficios más antiguos del mundo  (cada cual tiene la suya).
  5. Decir que ya está todo hecho cuando todo está por hacer.
  6. Vivir de una subvención, crear por una subvención y destruir por una subvención.
  7. Rechazar opiniones de quién no se ha embarcado nunca.
  8. Eres empresario, te  recuerdo que si tu empresa va mal la primera culpa es tuya, la segunda ya veremos.

Que hay que hacer:


  1. Aprovechar las oportunidades que da el siglo XXI. Vender On line cuesta casi nada y ya somos 30 millones de internautas en España (optimizar los ingresos/reducir costes).
  2. Ser sostenibles de verdad. Existen etiquetas y medios de argumentar lo que dices.
  3. Esta todo por hacer, hagámoslo.
  4. No decirle a quién tiene una carrera que no entiende nada del mundo de los negocios (hay que dejar de ser un poco menos “cerrado”).
  5. Vender las ventajas del mejor producto del mundo.
  6. Rejuvenecer los cabildos…por suerte muchos lo están haciendo.
  7. No excusarse de mis deficiencias, afrontarlas y corregirla. Nadie es perfecto.
  8. Emprender un sistema desde abajo hacia arriba, no desde arriba pasando por arriba y siguiendo solo arriba (es el actual).

En los dos grupos se pueden añadir mil cosas y aunque aparezcan en esta entrada, dichos argumentos los escribió un genio del diseño hace una década (si he copiado y qué). Es necesario, a veces, utilizar palabras de otros para demostrar que todos los sectores han pasado su crisis  y que hoy, a pesar de mil pesares, siguen en pie.

 Muchos estarán pensando que esto no es correcto ni justo. Justo seguro que no porque muchos pescadores, armadores, cofradías y en general gente del mar hacen todo lo que está a su alcance para mantener a flote el barco (que no su barco). Otros, sin embargo, hacen todo lo contrario, disparar a diestro y siniestro contra todo el mundo por el simple hecho de tener una pistola.

Correcto no sé si será. Que lo juzgue el tiempo. Pero estoy seguro que el sector cambiará, de que llegarán mil ideas jóvenes (sean o no de jóvenes) capaces de desarrollar una evolución responsable y de emprender nuevas alternativas a lo tradicional. Decía Steve Jobs “"Mi trabajo no es caer bien a la gente. Mi trabajo es hacerles mejores" y quizás es eso lo que nos falte, dejar a un lado las buenas palabras, el “Yo hago todo lo que puedo” y hacerlo de verdad.


Como digo puede que no sea lo más justo ni correcto pero por culpa de tener oídos a veces uno escribe y por ahora prometo no comprar una pistola…me sobra la palabra. 

lunes, 28 de octubre de 2013

Hacia una pesca sostenible

El concepto de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es extraño, todavía, a la vista de muchos. No por ello menos necesario.  Para definir tal concepto vamos a utilizar las palabras que emplea la UE, es decir, diremos que esta es “la responsabilidad de las empresas por su impacto en la sociedad”.  

Este concepto es imprescindible para alcanzar una pesca “socialmente responsable”, una pesca que sea capaz de maximizar el valor de las capturas de nuestra flota y de crear el valor que la sociedad reclama (no solo valor económico en nuestro bolsillo).

Como hemos dicho en entradas anteriores, al final la venta de pescado depende no solo de terceros sino también de nuestra capacidad para vender lo que muchos consideran “el mejor producto del mundo”.  

Nuestra imagen no debe ser una fachada, nuestra imagen debe ser el fruto de nuestra responsabilidad y esta responsabilidad es la que se debe exigir el sector pesquero, independientemente de que exista una PPC que traiciona, ley a ley, los principios de la pesca artesanal. 



Nuestra responsabilidad tiene efecto directo sobre proveedores, clientes, gobiernos, ONGs, medios de comunicación, gobiernos, nuestros vecinos, incluso la Universidad y este efecto, si es responsable y sostenible, se traduce en beneficio económico pero también social y ambiental.

Para ello tenemos que tener en cuenta tres factores. Del primero ya hemos hablado, la pesca es mucho más que barcos y pescadores, mucho más que artes y capturas, la pesca es un mundo, quizás complejo pero a la par único y saludable. Recuperar la dignidad del sector depende de grandes acuerdos donde el pescador sea igual de protagonista que el político, el docente o el biólogo.

El segundo factor es el gran beneficiado del primero, el mar. Del mar proviene el dinero del pescador, no nos engañemos,  y es por ello que debemos cuidarlo con una pesca artesanal y responsable. Su riqueza es sinónimo de vitalidad y futuro para el sector pesquero pero también para el futuro de una Tierra que gota a gota se muere. Concienciar a la sociedad de sus ventajas no tiene que nacer en ningún gobierno, pues nadie conoce mejor el mar que el propio pescador.

Con un mar sano será mucho más fácil garantizar la existencia de nuestra flota aunque esto no acaba aquí. La comercialización directa, un sistema más eficiente de etiquetado y una nueva gestión de la cadena de valor del pescado deben liderar el cambio económico de la pesca. Buscar ingresos alternativos y nuevas vías de llegar al consumidor del mar, ya sea el turismo u otras alternativas, también deben ser las riendas para mantener vivas las comunidades de pescadores.


Estos tres puntos serán desarrollados en futuras entradas, con el objetivo final de poder conocer las herramientas que nos ofrece el presente, para garantizar una pesca responsable y sostenible. 

domingo, 20 de octubre de 2013

Tocados pero no hundidos. Por un consumo responsable de pescado.

Resulta curioso que en un mundo tan globalizado, donde miles de productos pasan al día por delante de nuestros ojos, existan lugares como este que defiende el consumo responsable de pescado. Más que curioso, utópico. 

Uno de los propósitos de este blog es recuperar el optimismo dentro del sector pesquero. Cuando el barco se hunde la orquesta del Titanic sigue tocando, pueden pensar algunos. Lo cierto es que, todos y todas, tenemos motivos suficientes para creer que la pesca artesanal no debe hundirse nunca.  Cosa muy diferente es la capacidad que tenemos de defender y argumentar dichos motivos.


Hablamos de pesca artesanal cuando la actividad es practicada por embarcaciones menores a 15m,  faena a menos de 7 millas de la costa,  usa generalmente artes menores y  da empleo a 3-5 tripulantes por embarcación (ya veremos definiciones más amplias).

Este modelo de pesca nos garantiza diariamente un pescado fresco y de calidad, motivos suficientes para defender su existencia. Tenemos que tener muy en cuenta que la pesca no deja de ser una actividad económica, oferente de un producto artesanal y sinónimo de sostenibilidad ambiental, social y económica.

Yo no dudo de que los pescadores, pescaderos, distribuidores y restauradores no conozcan las ventajas y propiedades del pescado capturado artesanalmente pero, poniéndonos en el peor de los casos, ahí van una serie de argumentos imprescindibles para argumentar y defender el consumo de estas capturas. Para ello nos haremos la pregunta de la primera entrada ¿Por qué debemos consumir este pescado y no otro más barato, que nos venden “con la misma calidad” (no tiene que ser cierto) y viene con un empaquetado digno de las mejores campañas de marketing? 

Aquí llegan las respuestas:

Ambientalmente porque….
La pesca artesanal me garantiza que mañana seguirá existiendo pescado que pescar. La selectividad y el bajo impacto de este modelo de pesca es imprescindible para evitar la sobreexplotación de los recursos marinos y los descartes.

Socialmente porque….

La pesca artesanal ofrece mayores oportunidades laborales y sociales a los jóvenes y mujeres que otras técnicas industrializadas. Además, dicha práctica genera empleo directo e indirecto pescadores en mayor medida que la demoledora pesca industrial.  De esta manera garantizamos la autonomía de la actividad y el relevo generacional  en las comunidades de pescadores.

Económicamente porque….

Tenemos un producto de calidad y fresco capaz de alcanzar mayores beneficios para la flota que otras modalidades de pesca. Los costes de producción, a través de su buena gestión, nos van a permitir optimizar nuestros ingresos garantizando que la flota de nuestra ciudad o pueblo no terminará desguazándose.  Todo esto pasa por una buena trazabilidad, por implantar las nuevas tecnologías a nuestra lonja y abrir el consumo responsable de pescado a la sociedad en general.

Que decir al cliente….

Todo lo dicho se puede resumir en:

  Pescado recién salido del agua. Pasa un tiempo insignificante desde su captura a su venta.

  Calidad garantizada. Vendemos un producto exclusivo y respetamos la capacidad de nuestro mar.

  Mayor transparencia. El pescado no se somete a productos químicos ni a un tratamiento abusivo (esto debe ser reafirmado en la etiqueta).

Comer saludable no debe ser caro. El pescado es un manjar saludable para una sociedad que tiene la idea de que su consumo no es caro. Por esta razón tenemos que dar la facilidad de compra y distribución que nos exige el siglo XXI.

Quizás que la orquesta siga tocando es la única forma de creer que estamos vivos.


miércoles, 16 de octubre de 2013

¿Por qué consumimos tanto pescado?

La idea de empezar este blog surge de algo tan natural como una conversación simple sobre una actividad compleja.

Dicen que todas las personas somos diferentes, que guardamos algo genial que nos diferencia del resto de humanos, que quizás no todos seamos genios pero lo que (con toda certeza) si somos es geniales. Estas diferencias no siempre son fáciles de encontrar ni mucho menos de explicar su por qué pero son necesarias tenerlas en cuenta en todos los aspectos de cualquier actividad.

Como decía, este blog nace de una conversación con un pescador del barrio donde vivo, un pescador tradicional que todas las madrugadas salen a faenar con su hermano sin ver los frutos de todas las horas que dedica a su trabajo, a la pesca.

Durante gran parte de la conversación no fuimos capaces de encontrar una explicación única, un único punto donde centrar la problemática del sector pesquero pero tampoco de o ofrecer una alternativa real a las necesidades de la actividad y de quien la trabaja.

Después de varios minutos sin llegar a un acuerdo surgió una pregunta que quizás, a pesar de conocer la respuesta, no la planteamos públicamente con la frecuencia que debemos y la pesca necesita. Algo tan sencillo como ¿Por qué la gente debería comprar tu pescado? dio lugar a decenas de alternativas sin depender de ninguna Política Pesquera obsoleta ni de ninguna Administración sin idea de lo que representa la pesca para sus trabajadores. 

Si observamos los índices de ventas, el pescado representa un 14% de la dieta de los españoles o dicho de otra manera; España consume 1.552,8 millones de kg de pescado al año. Esto equivale a consumir 3 veces en semana productos derivados de la actividad pero  pregúntense ¿Por qué consumimos tanto pescado?

Puede que se le venga a la cabeza algo así como que es saludable, porque es digerible, por tradición o sencillamente porque en casa gusta a todos. Además como dato diré que de cada 100 personas 94 consideran al pescado como irreemplazable en su dieta.

Estos argumentos serían una buena respuesta para cualquier pescador artesanal: “Deberías consumir mi pescado porque es saludable, es fresco, tiene un calidad inmejorable y además gusta a todos , al mismo tiempo que mantiene la riqueza de mi pueblo o ciudad y conserva los recursos pesquero” aunque rara vez dedica tiempo a explicar las ventajas de su pescado como este merece.

Esta respuesta puede ser dada por cualquier pescador, pescadero, restaurador o distribuidor pero no válida. Tengo la certeza de que no todos los pescadores utilizan las herramientas que pueden para demostrar el valor de su producto, de que no todos los pescaderos dan la información que la riqueza del pescado merece y que ni siquiera cuando nos hablan de frescura nos creemos todo lo que nos dice un distribuidor o restaurador. Esta falta de información es la causante de que muchas veces, aún sin saberlo, sirvan en nuestra mesa gato por liebre. Un pescado con un color maravilloso que no sabe a nada, un plato de lujo donde el lujo solo está en el precio, una pieza deteriorada y un pescado congelado que cada vez quita mayor protagonismo a la riqueza de nuestra gastronomía no solo han deteriorado la imagen del sector pesquero sino que además ha desguazado su economía.

La forma de capturarlo, su sistema de trazabilidad y el tratamiento que le damos son aspectos necesarios a tratar si queremos asegurar la frescura y calidad de nuestro pescado. A esto hay que sumarle una Política Pesquera Común ineficiente, la subida desmesurada de los costes de producción y la falta de un sistema de comercialización capaz de rentabilizar el mejor pescado del mundo.

Existe una pesca artesanal y tradicional que defiende los intereses del pescador a la vez que conserva la riqueza de nuestros mares y garantiza la calidad del pescado. Dicho modelo será el que defenderemos en el resto de entradas y pondremos a debate problemas como la sobreexplotación, la degradación medioambiental, la falta de ingresos en la actividad, la inexistencia de un relevo generacional y la pérdida del tejido empresarial  ofreciendo alternativas responsables, con distintos valores, que ayuden a crear una nueva generación sensibilizada con el mundo de la pesca.

Bienvenidos.